Sospecho que mi consultante tiene un trastorno alimentario ¿qué hago? Cinco recursos que te pueden orientar - Parte 2
Recapitulando, si estamos trabajando en psicoterapia con una persona y aparecen características de TCA se hace fundamental evaluar estas 5 ideas:
Exploración de conductas, creencias y expectativas respecto al cuerpo y la alimentación, junto a una problematización compasiva de los obstáculos.
Proveer la seguridad que este tipo de tratamiento representa para nuestro/a consultante.
Contención integral formada por distintos especialistas formados en el área
Incorporación de la familia al tratamiento como recurso para la recuperación, en primera instancia se sugiere:
- Realizar una educación respecto al trastorno alimentario, la sintomatología específica, sus riesgos y, además, dar esperanza a la familia poniéndolos como ejes fundamentales de la recuperación, esto permite aumentar la conciencia de enfermedad de quien cursa el trastorno, cuidar y manejar en el hogar la sintomatología del trastorno alimentario, esto es fundamental no sólo en términos prácticos porque reduce, y en el mejor de los casos, elimina la sintomatología, sino que también, en la medida que la familia es capaz de hacerlo de una manera acertada, promueve el establecimiento de lazos, conexión emocional y regula las proximidades entre miembros que podrían estar interfiriendo en la dinámica familiar.
- Incorporar un discurso externalizador de la enfermedad, ayuda a ponerla como un rival con el que hay que luchar para hacerlo más pequeño y eliminarlo, es útil ponerle un nombre que le haga sentido a nuestro/a consultante, ej: “Maléfica”, toda la familia y equipo tratante debe estar al tanto para hablar el mismo lenguaje, esto permite incorporar en el dialogo “la voz de la enfermedad” versus “la voz sana” diferenciándola de nuestro/a consultante. Particularmente en adolescentes permite distanciar el trastorno alimentario de la identidad que están creando, también nos permite, como terapeutas, desplegar recursos terapéuticos útiles para el tratamiento de “la enfermedad”.
- Colaborar en la vinculación de todos con el equipo tratante completo, esto permite mayor seguridad, calma y adherencia a las indicaciones del tratamiento global.
- La complejidad de un trastorno alimentario puede requerir de un largo proceso de tratamiento, por este motivo es importante ajustar las expectativas de una recuperación rápida. Esto permite bajar la ansiedad de la familia, nuestro/a consultante, además de fomentar una toma de decisiones coherente entre miembros del equipo.
- Indagar en qué momento se comienza a desarrollar la sintomatología y explorar posibles causas no sólo individuales, sino también contextuales y relacionales: separaciones, cambio de ciudad, nuevo miembro en la familia, conflictos conyugales, etc. Esta exploración nos permite establecer hipótesis de trabajo que orientarán nuestras intervenciones y nos ayudarán a comprender el trastorno alimentario como un síntoma frente a dificultades emocionales y/o también familiares que no han sido gestionadas ni visibilizadas.
- Reconocer las dinámicas familiares y vinculares asociadas al desarrollo y/o mantenimiento de “la enfermedad” a través de la historia familiar e individual. La terapia familiar ha sido ampliamente estudiada y practicada en importantes instituciones internacionales como el instituto psiquiátrico Maudsley de Londres, quienes han manualizado el tratamiento con énfasis en Anorexia Nerviosa.
5. Una última consideración, tiene que ver con preguntarnos sobre nuestra disposición para acompañar en a recuperación de un trastorno alimentario. Según investigaciones, hasta un 25% de personas con Trastornos de Conducta Alimentaria son resistentes al tratamiento, en ocasiones nuestros consultantes y sus familias, suelen buscar incansablemente un equipo profesional idóneo y efectivo para tratar este tipo de dificultades, se ha visto que en la dinámica familiar se despliegan altos niveles de hostilidad, sobreprotección y crítica hacia el/la familiar que padece un trastorno alimentario, esto en términos de cuánto comen, cómo comen, cómo cambia la apariencia física, etc. El desgaste y la tendencia a acomodarse a la enfermedad por parte de las familias pueden también generar evitación del conflicto, negación y deserción de los tratamientos. Por estos motivos, un importante factor para cuidarnos como terapeutas, cuidar a nuestros consultantes y sus familias es contar con supervisiones clínicas con profesionales de experiencia en el área. Afortunadamente en Chile y el mundo, cada vez existen más instancias formativas y de especialización en este tema que ha incrementado sus diagnósticos desde el año 2020 a nivel global.
Por último, recordemos que una recuperación total es posible, la estructura externa que otorga un abordaje interdisciplinario, junto a una mirada comprehensiva individual, relacional, contextual y vincular nos permitirá como terapeutas acompañar hacia la recuperación.
Belinda Decker Reyes
Psicoterapeuta, Terapeuta familiar y de parejas
Psicóloga en RED APOYATE
Diciembre 2024
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