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¿Cómo se llama esto que estoy pensando? O cómo funcionamos con sesgos cognitivos

  • Foto del escritor: Antonella Longo
    Antonella Longo
  • hace 19 minutos
  • 4 Min. de lectura

Los seres humanos tenemos sesgos cognitivos constantemente, es decir, nuestro cerebro hace todo lo posible por darse explicaciones lógicas frente a situaciones que pueden no ser tan lógicas, por lo tanto, por ejemplo, tendemos a generalizar información para ahorrar tiempo. El problema que esto puede traer, es que caemos en trampas cognitivas que pueden traer consecuencias a nivel conductual y emocional por creernos sin cuestionar lo que estamos pensando, o las conclusiones que sacamos.


En terapia esto lo vemos todo el tiempo. Es más fácil verlo desde afuera que cuando son nuestros propios sesgos cognitivos en acción. En este artículo, se detallan algunos de estos sesgos que, sin dudas, te ayudaran a identificar cómo funcionan las conclusiones de nuestros consultantes, para así, poder observarlo en conjunto con ellos y tomar decisiones.

Sesgos cognitivos
Sesgos cognitivos

Algunos de estos sesgos (entre muchísimos más que existen) son:

 

EFECTO REFLECTOR: se refiere a que, generalmente, pensamos que nos prestan más atención de la que realmente recibimos. Ocurre tanto con los errores como con los logros, tendemos a pensar que mucha gente está pendiente de esto, cuando la realidad no es así. A mayor autoconciencia, mayor efecto reflector. Esto se ve más claramente en personas que temen hacer algo porque puede resultar mal y, después, otras personas se van a reír o van a hablar mal de ellos.


SESGO DE CONFIRMACIÓN: es la tendencia a buscar, reconocer e interpretar la información que recibimos, de manera que confirme nuestras creencias o valide nuestras hipótesis. Esto puede dar estabilidad, pero también, perpetuar errores. Este es el sesgo que aman los algoritmos de las redes sociales, es decir, cuando se busca alguna información o una noticia y después “mágicamente” nos aparece mucha información sobre lo que buscamos, “confirmando” que es un tema de mucho interés. Esto también ocurre en las conversaciones, por ejemplo, cuando “elegimos” quedarnos con una parte de la información, precisamente, la que confirma lo que estoy pensando.


EFECTO ANCLA: es la tendencia a basar nuestras interpretaciones y decisiones en lo primero que escuchamos, entonces esta primera opción actúa como “ancla” para a todo lo demás que pensamos en relación con ese tema en específico. Por ejemplo, para tomar una decisión, tendemos a comparar las opciones con la primera que se nos presenta. Teniendo esto en cuenta, es útil mirar cómo hacemos preguntas a nuestros consultantes cuando estamos en terapia (para saber más sobre preguntas útiles en terapia revisa este articulo sobre Preguntas Presuposicionales y este sobre cómo hacer las mejores preguntas en psicoterapia) ya que podemos, sin querer (o con querer), estar sesgando una respuesta.


FENÓMENO BAADER-MEINHOF O ILUSIÓN DE FRECUENCIA: es un atajo mental para sintetizar la información que recibimos que consiste en concentrarnos en lo que es importante para nosotros en un momento dado y desechar el resto de la información (atención selectiva); además se relaciona con el sesgo de confirmación. Los eventos aislados tienden a distraernos entonces buscamos agruparlos, ordenarlos en series o sucesiones, en relatos que sean más predecibles. Y, nuevamente, esto nos puede llevar a sacar conclusiones equivocadas.


LA PARADOJA DE LA ELECCIÓN: cuantas más alternativas tenemos para elegir, más insatisfechos estamos con nuestras decisiones. Entonces mientras más opciones existen, la experiencia de elegir, suele volverse más agobiante surgiendo la duda sobre si se habrá tomado la mejor decisión o no, ya que se considera todo lo que no fue elegido. Esto lo podemos ver en los consultantes frente a la elección de un trabajo, de una pareja, a que colegio meter a los hijos, dónde ir de vacaciones y un largo etcétera que puede generar ansiedad en muchas personas.


FALACIA DEL COSTO HUNDIDO: actúa cuando, para tomar decisiones respecto a alguna instancia o proyecto, basamos esta decisión de continuar en ellos, a partir de lo que hemos invertido, ya sea tiempo, esfuerzo o dinero, sin prestar atención a las evidencias. Tiene que ver con aferrarse a algo que ya dejó de tener sentido por el solo hecho de haberle dedicado mucha energía y con la esperanza de que vaya a cambiar, a pesar de que la evidencia muestra lo contrario. Nuevamente, aplicable a relaciones de pareja, trabajos, amistades, etc.


LA ILUSIÓN DE AGRUPAMIENTO: tendencia a encontrar un patrón especifico en una sucesión aleatoria de datos, secuencias organizadas que solo existen en nuestra interpretación sesgada. El clásico “dime con quién andas y te diré quién eres” donde, a veces puede coincidir, sin embargo, esto apunta a sacar conclusiones a partir de datos que no son, necesariamente, concluyentes. Por ejemplo, en terapia un consultante puede comentar, muy preocupado, que su pareja le va a ser infiel ya que varios de sus amigos, han sido infieles a sus parejas… ¿es posible? Claro que sí ¿Es una conclusión lógica e inevitable? Por supuesto que no.

 

¿Conocías estos sesgos? ¿cuánto los has visto en tus consultantes? ¿y cuánto los has visto en ti misma?

Todos tenemos sesgos cognitivos, así funciona nuestra cabeza. Al conocerlos y entender cómo funcionan, nos ayuda a elegir qué hacer con ellos… y esa elección, también puede ser el mantenerse igual considerando el “costo hundido” ¿o no?

 

Si te interesan estos temas, te recomiendo leer también:

 

 

 

Antonella Longo M.

Magister en Psicología y supervisora Clínica

Septiembre 2025

 

Fuente: El libro de los sesgos, Ricardo Romero (2025)


 

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