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¿Cómo se trabajan los celos en psicoterapia?

  • Foto del escritor: Antonella Longo
    Antonella Longo
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

Los celos son una respuesta emocional y conductual compleja, que aparece cuando percibimos una amenaza hacia una relación significativa —ya sea de pareja, familiar o social. Suelen estar ligados al miedo a la pérdida y a la comparación con los demás. Los celos implican una interpretación (dimensión cognitiva) de una situación como amenazante, que a su vez genera emociones como tristeza, ansiedad o enojo (dimensión emocional), y, en consecuencia, una serie de conductas que refuerzan el malestar.


El problema de los celos no radica solo en lo que se siente, sino en cómo se interpreta y actúa ante eso. Muchas veces, la persona que los experimenta construye una realidad distorsionada, diferente de lo que está ocurriendo objetivamente. Esto puede llevar a la catastrofización, la evitación y la vigilancia constante.


Es común que, desde lo racional, la persona sepa que “eso no está pasando”, pero los pensamientos dicotómicos (todo o nada, blanco o negro) activan emociones intensas que no puede regular. Y cuando desde el entorno se intenta “tranquilizar” con explicaciones lógicas, muchas veces el efecto es el contrario: aumenta la confusión y la culpa. “Sé que no debería sentir esto… pero no puedo evitarlo”.

Celos y psicoterapia
Celos y psicoterapia

En psicoterapia, el trabajo no solo está en validar la emoción, sino también en identificar y modificar las conductas que refuerzan el circuito de los celos, que generalmente se sostienen desde el miedo.


Según el terapeuta Mauro Bolmida, se pueden observar distintos tipos de celos, con dinámicas particulares. A continuación, una breve descripción de cada uno:

  • Celo fóbico

Este tipo de celos se manifiesta a través de la evitación. Por ejemplo, la persona evita ir a ciertos lugares con su pareja porque teme sentirse insegura: la playa, el trabajo, reuniones sociales. No hay confrontación directa, pero sí conductas evitativas sutiles que terminan afectando la relación.

La persona no expresa directamente sus temores, sino que busca validación constante (“¿me quieres?”, “¿me eliges?”), lo que suele estar vinculado a una baja autoestima y miedo al rechazo.

Como intervención en terapia se sugiere trabajar sobre la evitación progresivamente. Realizar actividades juntos que refuercen el vínculo desde la cercanía y no desde el control. Pequeños cambios pueden generar grandes resultados.


  • Celo obsesivo

Aparecen conductas de control, vigilancia y recriminación. La persona interpreta señales ambiguas como “pruebas” de traición. Busca confirmar su hipótesis constantemente, y cualquier respuesta (aunque sea neutra) alimenta su desconfianza.

Este tipo de celos activa dinámicas relacionales muy desgastantes: la otra persona se siente invadida o injustamente acusada, y tiende a alejarse, lo que refuerza la creencia de la persona que siente celos de que “algo está pasando”.

En terapia, se sugiere reformular las interpretaciones, trabajar en la flexibilidad cognitiva y en la regulación emocional. También es clave intervenir sobre la compulsión a buscar pruebas.


  • Celo paranoico

En este caso, la persona no duda sino que “está convencida” de que hay una traición, aunque no tenga ninguna prueba. No busca confirmación, porque ya tiene su verdad construida. El foco está en descubrir al otro, no en entender lo que pasa.

A veces, estrategias terapéuticas indirectas pueden ser útiles: seguir la lógica del consultante para generar una disonancia que abra a nuevas posibilidades. Por ejemplo, proponerle que para descubrir la “verdad”, tal vez deba actuar como si confiara, generando así un clima relacional diferente que puede abrir grietas en la rigidez paranoide.

A nivel de intervención se sugiere trabajar con mucho cuidado en la reestructuración cognitiva. Validar el punto de partida emocional, sin reforzar la creencia. Ir paso a paso abriendo espacio al pensamiento alternativo.


  • Celo traumático

Ocurre cuando efectivamente hubo una traición, pero la persona decide continuar con la relación. Lo que se intenta entonces es “romper el recuerdo”, algo que no es posible. Lo que sí es posible es reparar el vínculo. Para esto se sugiere poner el foco en reconstruir acuerdos, generar seguridad nuevamente y trabajar sobre el perdón (no como obligación, sino como proceso). Si se logra, la relación puede incluso fortalecerse.

Una pregunta fundamental para trabajar los celos en consulta es: ¿Qué estoy haciendo que se repite y hace que mis celos se mantengan o empeoren?


Trabajar desde este lugar permite poner el foco en lo que la persona puede cambiar. Construimos la realidad desde nuestros propios lentes. Cambiar esa mirada es uno de los mayores desafíos… pero también, una de las mayores oportunidades de transformación en terapia.



Fuente: Podcast PsicoBenestar, invitado Mauro Bolmida, terapeuta oficial del CTS de Arezzo

 

 

 

Antonella Longo M.

Magister en psicología y Supervisora clínica

Octubre 2025

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