Sospecho que mi consultante tiene un trastorno alimentario ¿qué hago? Cinco recursos que te pueden orientar - Parte 1
Es común iniciar un proceso psicoterapéutico y en el camino darnos cuenta de dificultades, o posibles diagnósticos que no aparecen junto al motivo de consulta, en nuestras entrevistas iniciales, incluso, en un periodo de psicoterapia. Una posibilidad es sospechar o, directamente, pesquisar la presencia de un trastorno alimentario, ¿por qué suele ser común? Porque los consultantes que los padecen no cuentan con conciencia de enfermedad, por lo tanto su sintomatología no representa un problema para ellos/as, en ocasiones el descontrol alimentario suele ser manifestado como un problema, junto al miedo a ganar peso, lo que nos suele señalar desordenes en la alimentación, restricción y conductas compensatorias.
¿Qué hacemos si esto nos ocurre? Cinco pasos que te pueden orientar:
Con nuestro consultante es clave la exploración de conductas, creencias y expectativas respecto al cuerpo y la alimentación, junto a una problematización compasiva de los obstáculos que estas conductas e ideas pueden representar en su vida cotidiana e impacto en calidad de vida (ej: aislamiento social y familiar, dejar de disfrutar, menor concentración, dificultades físicas, disminución de energía, dolores corporales, rendimiento académico, etc). Esto nos permite encaminarnos en un camino fértil para iniciar un trabajo, tanto de derivación exitosa, como también, un trabajo terapéutico focalizado en el tratamiento del trastorno alimentario. Es probable que las consecuencias de la sintomatología no representen un obstáculo para nuestro/a consultante. En este caso es necesario plantear nuestra preocupación por su salud integral y apelar al compromiso de confidencialidad, avanzar con esto último nos permite alertar y movilizar a la familia o red de apoyo. Como bien sabemos, nuestro consultante puede tener la oportunidad de plantear lo que está experimentando con la familia o con nosotros como psicoterapeutas, ojalá en presencia de nuestro consultante, explicar lo que está ocurriendo a la familia o red de apoyo inmediata con el objetivo de mostrar la necesidad de una pronta evaluación de profesionales de la Nutriología y Psiquiatría con conocimiento en el área con el fin de prevenir el desarrollo de mayor sintomatología, frecuencia de la misma o tratar un trastorno alimentario ya instaurado.
Una vez logrado lo anterior, y confirmado el diagnóstico, antes de iniciar un tratamiento ambulatorio debemos proveer la seguridad que este tipo de tratamiento representa para nuestro/a consultante. Para evaluar la seguridad de un tratamiento ambulatorio versus una hospitalización clínica suele ser útil considerar los siguientes puntos:
- Estado de salud general: ¿Nuestro/a consultante se encuentra en condiciones físicas y nutricionales estables?
- Conciencia de enfermedad: ¿Las consultas con especialistas y últimas sesiones han logrado aumentar la conciencia de enfermedad en el consultante, y su familia o red de apoyo?
- Recursos y disposición familiar a cuidar y contener: ¿La familia o red de apoyo, cuenta o ha adquirido recursos interpersonales suficientes para mantener la pauta en el hogar o tiene disposición para esto?
- Adherencia: ¿Se evidencia adherencia a las indicaciones entregadas por el equipo tratante hasta este momento? (citas médicas, asistencia de familiares a sesiones, realización de exámenes médicos, seguimiento de pauta nutricional, etc).
Como se mencionó anteriormente, un trastorno alimentario interfiere en diversas esferas de la vida, por este motivo requieren una contención integral formada por distintos especialistas formados en el área, es decir, un trabajo coordinado de un equipo multidisciplinario compuesto de Nutriólogo/a, Psiquiatra, Nutricionistas, Terapeutas Ocupacionales, Enfermeras y nosotros: Psicólogo/as. Sin ellos la evolución, conciencia de enfermedad, eliminación de aquello que mantiene la enfermedad y una educación completa respecto al manejo y acompañamiento por parte de las familias, se ven obstaculizadas y enlentecen un tratamiento que debe ser manejado a tiempo. La coordinación entre todos los profesionales ayuda a mantener objetivos e intervenciones alineadas de acuerdo a la evolución, enfrentar las dificultades de cada caso en particular, reducir el desgaste, y ansiedad de las familias, consultantes y los profesionales a cargo.
Continua leyendo el próximo artículo donde se exponen 2 puntos fundamentales cuando aparecen carteristas de trastorno alimentario en la consulta.
Belinda Decker Reyes
Psicoterapeuta, Terapeuta familiar y de parejas
Psicóloga en RED APOYATE
Noviembre 2024
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