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¿Y ahora qué hago con esta rabia?

La rabia, como toda emoción, es natural sentirla, es necesaria, existe por una razón, si no tuviera una función útil para el ser humano, ya habríamos dejado de sentirla. Entonces ¿por qué es tan “mal vista”? ¿por qué mucha gente se avergüenza de sentirla? ¿o intentan no sentirla, suprimirla, teniendo horribles resultados?


La rabia es una de las emociones básicas y fundamentales y, como toda emoción, es una reacción psicofisiológica natural que, fundamentalmente, cumple la función de alcanzar los objetivos que son importantes para nosotros, nos moviliza, nos da energía para superar los obstáculos que se presentan para alcanzar nuestros objetivos. Mirándola de esta forma, todo aquello que vivimos como un obstáculo para alcanzar un objetivo, puede generarnos rabia o frustración. Estos obstáculos pueden ser físicos, por ejemplo, estar en un semáforo en rojo, o no físicos, por ejemplo, una persona que me interrumpe cuando hablo.


Nuestra interpretación de que se está haciendo una injusticia es la que genera rabia. Esto es muy personal ya que va a depender de lo que percibimos como injusticia, entonces aparece la idea del autoengaño de las expectativas, es decir, cómo pienso que los otros deberían reaccionar o lo que debería ocurrir o como deberían ser las cosas, y desde ahí evaluó a los demás y las situaciones.


La rabia más peligrosa es la “rabia enfriada”, cuando no se expresa en el momento y se transforma en resentimiento, y después en rencor. Dejamos de verla, se convierte en un trasfondo con el que vivimos, por ejemplo, errores nunca perdonados.

Esta emoción es funcional, puede favorecer una transformación ya que su función positiva es informarnos de nuestras necesidades y deseos. Si la evitamos por ser incómoda nos perdemos su valor informativo ya que nos sirve para informarnos cosas de nosotros. Nos da la energía para movernos, por ejemplo, nos ayuda a huir de una relación disfuncional, es la rabia la que nos hace salir, es la que permite tolerar el dolor de una relación terminada. Nos “tira fuera” de otras emociones, es un motor para cambiar cosas de nosotros que no nos gustan, entrega la energía para hacer el ultimo metro de la corrida, es la que ha dado origen a las revoluciones que han cambiado la sociedad. Una provocación que genera rabia, puede mover a la persona a salir de la parálisis del miedo por hacer algo y moverse desde la rabia.


Se plantean dos psicotrampas en la gestión de la rabia:

  1. Desahógate que se te pasa: esto es un mito. Desde lo físico, hacer ejercicio o pegarle a algo, se logra botar la energía física de la rabia, pero no se apaga el componente emocional. Entonces sirve para disminuir el efecto negativo pero no leo el mensaje, entonces no la uso al máximo de su función.

  2. Hablar de ella: la rabia socializada es siempre peor porque si la otra persona me encuentra razón, me enojo más, y si no me encuentra la razón, también me enojo porque no me entiende. Si lo comento una vez no pasa nada, pero si todos los días hablo de lo que me dio rabia, esta rabia crece aún más. Entonces para gestionarla debo dejar de comentarla.

Para gestionarla también se propone escribir sobre la rabia. Escribir una carta hacia la persona o situación con la que estoy enojada, sin entregarla. Esto hace fluir en el papel, lo que es liberador, y mientras escribo, mi percepción de lo que me enojó, poco a poco se modifica. Escribir me permite ver la realidad desde otro punto de vista ya que tomo distancia de la emoción; este es uno de los ejercicios más importantes frente a la rabia. La capacidad de observar la realidad desde otros puntos de vista es fundamental para gestionar la rabia, entonces también debo mirar qué me dice de mi mi rabia, qué pasa que esta situación me da rabia, por qué tengo este gatillante. Si reconozco esto, puedo empezar a gestionarla.


La intencionalidad de otro es parte importante de la rabia, si logro comprender que quizás hay otras razones para hacer lo que hizo, permite que la rabia disminuya, es pasar de la rabia padecida a la rabia gestionada.




Basado en la presentación del libro Rabbia. Un’emozione da addomesticare (e cavalcare) de Roberta Milanese (2023).


Antonella Longo M.

Noviembre 2023


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