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¿Sabes que es un gatekeeper?

¿Has escuchado hablar de los gatekeepers? Seguramente si te dedicas a la clínica y específicamente trabajas con personas en riesgo de vida has escuchado esta palabra más de una vez.


Un gatekeeper es una persona capaz de leer las señales o indicadores de peligro de alguien que está contemplando un suicidio. Podrías ser tú, un profesor, una tía, amiga, vecina… en el fondo, cualquier persona que identifica o reconoce en el otro los indicios de riesgo. Por ejemplo, un amigo se da cuenta que uno de sus compañeros ha empezado a tomar mucho alcohol, está más retraído, ha bajado su rendimiento y tiende a decir “quiero terminar con todo”. El amigo que se sienta a hablar con él sobre lo que le está pasando y lo que siente es un gatekeeper.


En la actualidad se utiliza la escala de Columbia para medir el riesgo suicida, sin embargo, lo que ha cambiado es que hoy se pone el foco en la importancia de hablar del tema. Entonces, un profesional de la salud mental más que pasar la escala de Columbia, debe ser capaz de poder hablar sobre el suicidio, entrar en el tema. Ojalá poder educar y enseñarle a la población, a los familiares y amigos de aquellos que conocen a alguien que está en riesgo, con el fin de disminuir la tasa de prevalencia que cada día aumenta más. Se ha identificado que para la prevención del suicidio es imprescindible hablar sobre esto. Por lo mismo, los modelos actuales que están dando mejores resultados son los gatekeepers.

Este modelo propone 3 habilidades para salvar vidas, en el sentido de que si te encuentras con alguien que está pensando en suicidarse, este plan esta diseñado para ayudarte a ayudar a esa persona y consta en:

  • Preguntar … a una persona si piensa en el suicidio

  • Convencer … a la persona para que busque ayuda

  • Derivar … a esa persona al lugar apropiado

Las investigaciones muestran que la gran mayoría de quienes intentan suicidarse dan señales verbales y conductuales de su propósito de quitarse la vida durante el periodo que transcurre desde que surge la idea de autodestrucción hasta el acto de suicidio. Estas señales, naturalmente pueden asustar al entorno y la familia que, por querer ayudar, puede dar respuestas que solo invalidan al otro y cierran la conversación. Por ejemplo “no pienses tonteras, esto ya va a pasar”, “son cosas de la edad, a mi me pasaba lo mismo”, “el tiempo sana todo” o “agradece lo que tienes, hay otros que están mucho peor”.


La invitación es a hacer preguntar gradualmente:

  • ¿Cómo te has sentido últimamente?

  • ¿Te has sentido muy infeliz (o la palabra que haya utilizado)?

  • ¿Alguna vez has pensado en dormirte y no levantarte nunca más?

  • ¿Sabías que las personas están tan enojadas como tu pareces estarlo, algunas veces desean estar muertas? ¿también te sientes así?

  • ¿Te has sentido tan infeliz que has pensado en quitarte la vida?

O podemos hacer un acercamiento más directo:

  • ¿Alguna vez has deseado dejar de vivir?

  • Pareces muy triste, ¿estás pensando en quitarte la vida?

Luego, el gatekeeper busca convencer al otro a que busque ayuda. Este camino empieza por convencerlo a que no termine con su vida y reciba ayuda por medio de la escucha activa, esto es, atención plena, sin interrumpir, dar consejos, ni apresurar o juzgar, más bien tiene que ver con tener paciencia, valentía, que siempre merece la pena. Al estar en esta escucha y convenciendo a la persona, persiste la idea de que el suicidio no es una buena solución y se sugiere que se pueden encontrar alternativas mejores. Siempre centrarse en la solución al problema, no en el suicidio como la solución.


Cuando se habla de “convencer” se hace alusión a frases como:

  • ¿Me dejas que te ayude a hacer una cita con …?

  • ¿Me prometes que…?

  • Quiero que vivas

  • ¿Crees que puedes mantenerte vivo hasta que podamos conseguir la ayuda

Y por último, la derivación, cuya mejor opción es acompañar personalmente a la persona a un centro de salud mental o profesional del área; una segunda opción es que la persona quede derivada con un profesional del área y encargada a un adulto responsable que lo pueda cuidar. Y una tercera opción es que la persona acepte ayuda profesional en un futuro cercano.


Ahora bien, como profesionales de la salud mental sabemos que los pensamientos suicidas están estrechamente asociados con alteraciones en el cerebro y que estos cambios pueden ser reversibles con los tratamientos apropiados, entonces ojalá poder expandir cada día más el hablar sobre el suicidio, el que cada día existan más gatekeeper con el fin de prevenir y disminuir la tasa de suicidio, ya que la posibilidad está cada vez más a la mano y si nosotras no cambiamos la forma de abordarlo, no sirve de mucho medir el riesgo. ¿Qué opinas tu?


Ps. Anita Ovalle M.

Octubre 2023

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