¿Sabes lo que comunicas con lo que dices?
Es imposible no comunicar, ya lo decía Paul Watzlawick hace varios años. Esto ocurre todo el tiempo, sin embargo, hay veces que se nos hace mucho más evidente, por ejemplo, frente a una situación emocionalmente intensa como la operación de un ser querido, cuando alguien dice “uno nunca sabe si sale de la anestesia” o “ahora se viene una recuperación súper larga”, son palabras que impactan en el otro, que gatillan ciertos pensamientos, que a su vez, generan ciertas emociones.
En terapia nosotras hablamos todo el tiempo, hacemos muchas preguntas y, es nuestro deber, estar muy atentas a lo que estamos comunicando con las preguntas que hacemos, con el tono que usamos, con la elección de palabras, ya que todo esto va a generar algo en el otro, va a hacer un movimiento cognitivo por intentar responder, va a hacer ciertas asociaciones, y eso va a generar alguna emoción, por lo tanto es parte de nuestra responsabilidad profesional estar pendiente de esto.
Entonces, ¿cómo estás más conscientes de lo que comunicamos?
Identifica el objetivo que quieres alcanzar con lo que vas a decir. A partir de este objetivo, “retrocede” hasta el momento actual y comienza a hacer preguntas en esa dirección.
Practica una postura de curiosidad en la vida. En vez de asumir, haz preguntas desde la curiosidad a tus amigos, pareja, a tus papás, a tus hijos, etc. De esta forma esta postura de curiosidad, sin asumir que sabes las respuestas, se te va a hacer mucho más natural también en tu rol de terapeuta.
Planifica tus sesiones con muchas preguntas. Plantéate objetivos para cada sesión y anótate preguntas que te pueden servir para alcanzar ese objetivo en sesión. No es obligación que uses todas estas preguntas, probablemente no lo hagas, sin embargo es un ejercicio que te ayudar a flexibilizar y ampliar tu repertorio.
Siempre conecta con tu paciente, anda escuchando más allá de las palabras que usa. Así como todo lo que tú dices comunica y genera algo en el otro, todo lo que dice (o no dice) el paciente, también comunica y es necesario escuchar más la de las palabras. Recuerda qué hay muchas creencias y valores que vas a descubrir simplemente escuchando con atención.
Estas son algunas ideas para comenzar a hacerte más consciente de la comunicación en los procesos de terapia. La invitación es a que pruebes qué es lo que te resulta mejor y practicarlo ya que al vivirlo lo vamos incorporando. ¿Qué otra práctica de te ocurre que pueda ser útil? Cuéntanos, te leemos.
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