¿Sabes cómo crear tareas a la medida del consultante?
Cuando hablamos de tareas nos referimos a las propuestas que hacemos a nuestros consultantes para el tiempo entre sesiones. Estas pueden ser mas cognitivas o conductuales con un fuerte contenido emocional; pueden ser individuales o para varias personas; directas, indirectas, paradojales; promover conductas o extinguir secuencias; sin embargo, todas comparten el objetivo de promover el cambio fuera de sesión en el sentido deseado. Las tareas son una de las formas en las que nuestro trabajo trasciende la hora de la consulta y se traslada en forma de cambio concreto y tangible en la vida cotidiana de nuestros clientes. Recordemos que el cambio sucede afuera y no dentro de la consulta, desde ahí la relevancia de la prescripción que es construida durante la sesión y luego recogida y “desmenuzada” durante la siguiente sesión.
Para que una tarea tenga sentido y sea realizada por el consultante es importante tener presente algunas características relacionadas con el diseño y la forma en que ofertamos la tarea; por esta razón compartimos algunos tips para aumentar las posibilidades de que las tareas se cumplan:
1. La primera y básica decisión de proponer una tarea depende de si hemos logrado crear un contexto terapéutico adecuado, es decir, consultante y terapeuta han alcanzado un mínimo consenso respecto a cuál es el propósito de su trabajo en común, y por tanto, cuales son las metas y medios de su colaboración conjunta. En otras palabras, haber negociado un contrato terapéutico.
2. Caminar hacia el cambio de manera gradual ya que una tarea demasiado exigente puede llevar a los consultantes al fracaso y, por consiguiente, hacerles sentir desmoralizados o incluso incapaces de generar cambio desde sus recursos. Se recomienda dar tareas pequeñas, que tengamos seguridad que podrán ser realizadas por el cliente.
3. Escuchar y recoger lo que el consultante proponga o ideas que vaya generando en relación a cómo abordar y solucionar sus problemas, ya que ese será un camino viable para poder construir tareas a la medida de ese consultante.
4. Las tareas deben ser claras y concretas, especificando que sugerimos que haga cada persona y en qué circunstancia. La tarea debe indicar qué es lo que sí debe hacer la persona y no limitarse a decir lo que no debe hacer. Las instrucciones negativas son paralizadoras, tanto por cómo el cerebro procesa las negaciones y porque no dan pistas de que sí hacer.
5. Tener presente la etapa de cambio, ya que según la etapa en que se encuentre la persona serán las intervenciones que debemos adoptar. Por ejemplo si el consultante se encuentra en:
Fase precontemplativa: no hay consciencia de problema por lo que debemos ser muy cautelosas en relación a dar tareas. Se sugiere no dar y, en caso de decidir hacerlo, deben ser tareas encaminadas a que la persona empiece a tomar conciencia de la dificultad.
Fase contemplativa: ya existe un problema para la persona, sin embargo, se encuentra ambivalente en cuanto a intentar cambiar o no hacerlo. Dado lo anterior, las tareas serán dirigidas a inclinar el balance decisional a favor del cambio, como redactar pros y contras de la conducta problemática. Se sugiere formular tareas que aludan a poder responder o pensar preguntas que el terapeuta entrega en sesión.
Fase de preparación y acción: podemos formular pautas concretas de acción para iniciar los cambios.
Fase mantención: tareas relacionadas a seguir adelante con los nuevos hábitos y reducir la intensidad y frecuencia de la recaída.
6. Adaptarse al estilo del consultante, es decir, poder identificar cuáles son sus preferencias. Hay personas que piden y necesitan pautas concretas de acción, mientras que otras tal vez prefieran tener un espacio estructurado para la reflexión.
7. Importante considerar a quién se incluirá en la tarea. En principio es buena idea que las tareas incluyan a todas las personas que hayan estado presente en sesión. Si hay posiciones diferentes podemos otorgar papeles diferenciados o incluso dar tareas distintas, pero sin dejar de incluir a todos los presentes. Es necesario que las personas que participen en la tarea se sientan seguras haciéndola, además vean el sentido de trabajar juntos en ello.
Y tu ¿cómo trasciendes de la hora de la consulta? ¿Cómo buscas generar cambio entre sesiones en relación al motivo de consulta co-construido?
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