¿Es la incomodidad una ventaja del proceso de cambio?
En mi experiencia clínica, he identificado un patrón común en mis pacientes; buscan generar cambios estando cómodos. Y en terapia ¡hacemos justamente lo contrario! La terapia es un camino de valientes donde como terapeutas acompañamos a personas a transitar por procesos que justamente resultan incómodos y removedores. Sin importar el motivo de consulta por el que mis pacientes piden ayuda, casi siempre terminamos integrando el poder de la incomodidad como un recurso en nuestra caja de herramientas. Comúnmente, mis pacientes llegan con el pensamiento de querer soltar algo; una relación, un patrón, una amistad o un hábito. Cuando realmente el arte está en sostener; sostener el miedo para poder afrontar, sostener el silencio, sostener lo que parece difícil, sostener la incertidumbre, sostener el conflicto. Qué sanador es permitirse algo nuevo; pasamos por procesos queriendo soltar y poco es lo que sostenemos para avanzar.
La incomodidad es la expresión de oportunidades. Y como personas, es esencial que entendamos el sostener la incomodidad como una estrategia de crecimiento y autocuidado, sin desconocer que la incomodidad da miedo. ¡Sí, mucho miedo! Porque genera sensaciones en el cuerpo que creemos insostenibles, genera sensación de pérdida (de algo, alguien o de control), genera incertidumbre y abre paso al cuestionamiento y a la sensación de insuficiencia e incapacidad. Por otra parte, en la predictibilidad encontramos comodidad y se tiende a creer que en la comodidad hay seguridad. Aún bien, el estudio de la psicología ha mostrado lo contrario ya que, cuando pensamos o hacemos algo siempre de la misma forma, con el mismo orden, podemos predecir el resultado, lo que genera un estancamiento en el crecimiento, incorporación de soluciones intentadas que no siempre resultan exitosas y circuitos de problema que hacen que este perdure.
El miedo - que bien acompaña a la incomodidad - es una emoción que muchas veces se siente y transita desde la sensación de dificultad. Aún bien, cómo toda emoción, no podemos clasificarla cómo “buena” o “mala” dado que es una respuesta fisiológica propia del cuerpo que nos cuida y busca proteger de posibles peligros, siendo entonces necesaria. Sin embargo, muchas veces el miedo es nuestra mejor excusa y nuestro mejor mentor para evitar enfrentar situaciones que puedan sacarnos del estado de comodidad, dejando de cumplir con su rol de protección para pasar a ocupar el papel de sobre-protección. Y tenemos la opción de preguntarnos ¿De qué me cuida este miedo? Ya que a pesar de ser el miedo una respuesta de resguardo e integridad, también puede ser un indicador de que estamos alcanzando las barreras de nuestra zona de comodidad y es ese el momento donde podemos flexibilizar y acomodar nuestros esquemas para ir en búsqueda de ese crecimiento que pasa fuera de lo conocido.
Y si bien permanecer incómodos es el resultado de muchos procesos, cada individuo tiene el recurso de poder explorar esta herramienta. A continuación, te dejo 6 estrategias que puedes utilizar para acercarte a la zona de crecimiento utilizando la incomodidad cómo llave maestra:
Reconocer en qué situaciones tú cerebro te está protegiendo y en qué circunstancias estás utilizando el miedo cómo un mecanismo de evitación. Se pueden utilizar las siguientes preguntas cómo guía:
¿Qué es lo peor que puede pasar si lo intento?
¿Qué es lo mejor que puede pasar si lo intento?
¿Cuál sería un escenario realista a lo que pueda pasar?
Observa la reacción del cuerpo y la mente frente a la posibilidad de hacer las cosas con miedo. Identifica si la respuesta que obtienes cae en absolutismos del tipo “definitivamente no” “es imposible que lo logre”, “no lo haré, no soy capaz”, “¿y si…?” Es posible que estés sobreviviendo a tú zona de comodidad y tomar conciencia de ello permite hacer algo distinto. Es importante recordar que no siempre debemos resolver, a veces hay que sostener y tolerar lo incómodo.
Evitar el miedo es una forma de conflicto interno; entre más busques oportunidades para evitar correr riesgos y mayor éxito tengas al evitar, se reafirma la idea de incapacidad. El refuerzo de la conducta de evitación interfiere en la capacidad de flexibilización del pensamiento.
Considera el sesgo de la profecía auto cumplida en el comportamiento, entendiendo este cómo aquellas creencias que por el simple hecho de creerlas, la consideramos cómo verdad, influyendo en el comportamiento y en la toma de decisiones. Bajo esta premisa buscamos, interpretamos y recordamos la información que comprueba nuestra creencia inicial. Por ejemplo, una persona cree que no va a ser capaz de afrontar su miedo a volar y busca información interna y externa que comprueba esta creencia; “No tengo buena capacidad física en caso de alguna emergencia”, “han ocurrido muchos accidentes aéreos últimamente” lo que genera que se confirme su creencia, guiando su comportamiento hacia la evitación ya que, la mente va a encontrar lo que está buscando, es decir, más razones para no hacerlo.
Utiliza la visualización cómo herramienta para enfrentar el miedo desde un lugar seguro, disminuyendo la respuesta fisiológica propia del cuerpo frente al estímulo que resulta amenazante. Conecta con tú imaginación y acompáñala de tus sentidos, intentando describir lo más detallado que puedas las situaciones y las sensaciones del cuerpo, aproximándose al éxito y los resultados que tuvo afrontar.
Reconoce patrones de pensamientos del tipo “cuando me sienta listo voy a” o “si tengo suerte”. Identifica si estás sobrevalorando la preparación y la suerte, lo puedes hacer mediante la pregunta ¿Conozco o sé de alguien que se haya sentido preparado en su totalidad para hacer algo? Es fundamental comprender que podemos estar en desacuerdo con nuestros pensamientos.
En conclusión, todas las personas tienen las herramientas y recursos para ir en búsqueda de su crecimiento utilizando la incomodidad cómo motor. Ahora bien, es un proceso y cómo todo proceso, requiere tiempo, continuidad, avances y retrocesos. No caigamos en la trampa de creer que habitar la incomodidad se va convirtiendo en un recurso fácil de utilizar en la medida que vamos poniéndolo en práctica. Más bien, entendamos este recurso cómo una herramienta que invita constantemente al desafío y cambio de perspectiva, por ende, nunca va a ser predecible. Recordar también que en esta constante búsqueda por mejoras, está bien conectarse con aquello que nos resuene, entendiendo que tal cómo en la vida, en terapia también pasamos por distintas etapas que conllevan al cambio y está bien transitar el proceso desde el nivel de conciencia que tengamos en ese momento.
El situarnos en el sostener la incomodidad es poderoso y el ser conscientes de reconocer cuando estamos incómodos, es una habilidad que permite el cambio. La incomodidad es la única zona donde el crecimiento puede sostenerse en el tiempo.
Francisca Deik Pagola
Psicóloga Clínica Adulto
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