¿Invasión de psicólogos online?
El Sábado, al mirar mi cuenta de Instagram, me llamó la atención la cantidad de publicaciones pagadas que aparecieron sobre psicólogas haciendo terapia online y ofreciendo apoyo frente a la ansiedad que provoca estar viviendo una pandemia. Como me llamó la atención, lo cuantifiqué y en 10 minutos aparecieron 23 post con publicidad de este tipo. Al rato pensé ¿con qué me quedo sobre todos esos post que miré (y que intencionalmente les puse atención)?, ¿a cuántos empecé a seguir?, ¿con qué nombre me quedé? Y mi respuesta fue “nada”.
¿Para qué te cuento esto? Hoy estamos viviendo un periodo donde la atención online para quienes nos dedicamos a la consulta ES la opción más segura, sin embargo en este mar de información es muy importante diferenciarse, llamar la atención de la otra persona, mostrar que lo que yo ofrezco es útil y tiene un valor agregado, sino paso a ser una más del océano de publicaciones.
¿Sabías que con la cantidad de scrolling (esto es cuando pasamos el dedo por la pantalla del teléfono para pasar a la información siguiente) que hacemos al día, si los midiéramos, serian del porte de la torre Entel? Entonces la pregunta del millón es ¿qué y cómo puedo diferenciarme para que mi audiencia se detenga en lo que yo tengo para ofrecer? No nos cabe duda de que hay excelentes profesionales queriendo dar lo mejor de si para seguir apoyando a otros, sin embargo si esto no se visibiliza de manera correcta, es imposible que el otro lo sepa.
Publicitarse no tiene nada de malo, lo fundamental es tener una estrategia, tener un plan de acción, pensarlo antes y no solo pagar un post que se vea bonito. Si no sabes como hacerlo, pide ayuda, es decisión de cada uno ir probando a ensayo y error o asesorarse con quienes saben del tema.
Para empezar, debes identificar cuál es tu valor, qué te diferencia del resto en este mar de información y de psicólogos queriendo ayudar, qué te hace especial y eso, poder mostrarlo de una manera atractiva.
No solo es importante saber cómo mostrarnos para que nos escojan, sino que también debemos tener claridad sobre cómo atender online. Durante las últimas semanas que hemos estado en cuarentena, nos hemos dado cuenta que existen preocupaciones que se repiten en la mayoría de las psicólogas con las que trabajamos: ¿funciona atender online?, ¿y si mi paciente no quiere seguir?, ¿le tengo que cobrar igual?, ¿y cómo lo hago si mis pacientes son niños?, sumándose a una sensación general de incertidumbre y angustia.
Frente a esta incertidumbre, la buena noticia es que nunca hemos sabido lo que va a pasar a futuro, sólo teníamos una sensación de control, una sensación de seguridad, sin embargo, en concreto, nadie sabía con certeza lo que podría pasar al día siguiente, solo que ahora esta sensación de no control se hace mucho mas evidente… pero nunca hemos tenido ese control y así llevamos viviendo nuestra vida completa y así la seguiremos viviendo también.
Finalmente te queremos dejar algunas ideas de cómo enfrentar estas dudas que a todas nos aparecen en estos momentos frente a la atención de pacientes:
Es posible atender online, es útil, se genera un vínculo y la gente lo agradece. Es importante hacer un buen encuadre, sobre todo si es la continuación de un proceso que estaba siendo presencial. Si quieres mas información revisa el articulo que escribimos hace algunas semanas.
Las sesiones se cobran al igual que si la persona estuviera asistiendo a tu consulta. No importa cuanto cobrabas en la consulta, es importante que esto se mantenga ya que el trabajo que hay detrás de cada sesión es el mismo, ¿o tu dejaste de planificar sesiones, estudiar temas específicos y pensar en ejercicios solo porque vas a atender online? Si quieres bajar los valores porque tu paciente no puede pagar, es otro tema, pero no asumas que el otro va a querer pagar menos o no va a pagarte porque cambiaron de formato.
Se puede trabajar online también con niños pequeños. En estos casos lo fundamental es que hables antes con los papás o cuidadores, súmalos como tus co-terapeutas, cuéntales en qué va a consistir la sesión y qué necesitas que hagan ellos durante la sesión, hacia donde apuntar la cámara, qué necesitas estar mirando, etc. Además de tener buenos resultados, esos papás también van a empezar a entender todo el trabajo que hay detrás de una hora de terapia.
A los consultantes que veías presencial y ahora vas a ver online debes explicarles que esto funciona igual que en la consulta, es decir, la hora comienza a la hora pactada, cada sesión dura entre 40 y 60 minutos (o lo que duren tus sesiones) y si la persona no aparece ocurre lo mismo que si no aparece en la consulta. Además yo agrego que es importante que esté en un lugar tranquilo donde no haya gente circulando y con buena conexión a internet.
Si alguien no quiere seguir online, está en todo su derecho a hacerlo, nosotras damos un servicio y cada persona puede decidir si tomarlo o no. En estos casos es útil ofrecerle a la persona contactarlo en un mes más para que evalúen cómo siguen las cosas (entendiendo que cada día esto va cambiando) y ahí poder decidir en conjunto cómo seguir. Te sugerimos que fijen una fecha para volver a hablar y tu contactes a la persona ese día. Si la persona insiste en no querer seguir online, le puedes ofrecer contactarla una vez que retomes la consulta presencial y quedar disponible en caso de que necesite una hora antes de que eso ocurra.
No nos cansamos de repetir que es fundamental nuestro autocuidado como terapeutas ya que si nosotras no nos miramos, difícilmente podremos apoyar a otros. Para saber más de este tema revisa nuestros artículos ¿Cómo liberar el estrés en tiempos de crisis? y ¿Cómo cuidarnos para poder apoyar a otros?
Y como siempre, te dejamos invitadísima a que nos hagas todas las preguntas que quieras y nos cuentes de tu experiencia: qué te ha resultado (para repetirlo) y qué no ha resultado (para no hacerlo). Recuerda que de esta salimos apoyándonos entre todos.
