9 distinciones fundamentales de un encuadre en la atención online

Durante este año 2020, en que la atención psicológica online ha sido la modalidad en la que hemos estado atendiendo, hemos llegado a la conclusión de que nuestro encuadre terapéutico, no solo sufre un par de modificaciones en relación a la atención presencial, sino que también toma mayor importancia en el sentido que existen varios aspectos que quedan bajo la responsabilidad y control del paciente. Entonces si no encuadramos de manera clara y prolija corremos el riesgo de vernos enfrentadas a mayores dificultades para el cambio. Y aunque realicemos un muy buen encuadre y haya quedado claro para el paciente, no es raro que en este contexto online se haga necesario repasarlo, por ejemplo cuando le hemos pedido a nuestro paciente que se tome esa hora para él/ella, donde pueda estar en un lugar tranquilo que le permita hablar con calma, y resulta que durante la sesión está en la calle, caminando a hacer un trámite, prestando la mitad de atención a lo que le hablamos, además de estar distraído por los ruidos, estímulos de la calle y le suena el teléfono el cual contesta porque es importante, cortándose nuestra sesión.

¿Cómo trabajar así? Nosotros necesitamos que la persona esté presente en todos sus sentidos para poder intervenir terapéuticamente ya que esto no es una “conversación con la amiga”. Para andar en patines necesitamos patines y una calle asfaltada porque si no los patines se trancan, ¿has tratado de andar en patines sobre tierra?

A partir de nuestra experiencia quisimos deternernos en los puntos que consideramos fundamentales de un encuadre en el formato online para construir un contexto sólido que nos permita intervenir:

Importante explicarle al consultante que necesitamos de su apoyo y contribución para encontrar un lugar tranquilo, de preferencia sin interrupciones ni tránsito de personas, mostrándole que este espacio era previsto y asegurado antes por la terapeuta, pero en este contexto queda bajo su responsabilidad gestionar ese espacio, el cual es imprescindible para el encuentro. Anticiparse que es mejor cambiar la hora si es que va a estar distraído por otros estímulos.
Mostrar que las horas quedan agendadas, al igual que si fuera presencial, por lo que si necesita cancelar la hora es importante que pueda avisar con el fin de no perder esa hora de trabajo. En el fondo, encuadrar las cancelaciones y reagendamiento, ya que por ser una modalidad online donde el reunirse pasa por un click puede que las consultantes se confundan y olviden la importancia de esa hora de trabajo. ¡El click es el engaño!
Explicitar la duración de la hora de terapia, a través de qué plataforma se van a conectar y cómo funciona esta plataforma. En este punto es importante incluir qué ocurre si la persona se conecta atrasada o no llega sesión.
Explicar al consultante la frecuencia con que nos reuniremos: ¿cada una semana?, ¿cada dos?, o ¿según la etapa del cambio en que vayamos la frecuencia con que lo citaremos? Esto debe ser explicado.
Detenerse en el contrato terapéutico donde se explicita el compromiso y estilo de trabajo, por ejemplo el dar tareas o prescripciones a hacer entre sesiones.
Abordar el tema de las formas de pago.
Asegurarnos de tener una buena conexión a wifi, porque si no la hora de terapia es insostenible ya que no contamos con lo básico para escuchar, empatizar y comprender al otro. Esa será tu “consulta”.
Buscar un lugar cómodo y sin interrupciones donde nosotros podamos atender, asegúrate de instalar el computador donde lo que se vea por la cámara sea una pared lisa o fondo neutro.
Comunícale a tu familia que tendrás sesiones online y organícense para que ellos no te interrumpan mientras estás atendiendo. Un ejemplo real y simple fue que esta semana una paciente colgó un cartel en la puerta de su pieza para evitar interrupciones, su cartel decía "en el psicólogo"; simple y claro, nadie la interrumpió.