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¿Qué hacer frente a un caso de ideación suicida? Parte uno.

¿Te ha pasado que llegue a tu consulta un paciente que presente ideación o riesgo suicida? Si es que no te ha pasado aún y te dedicas a la psicología clínica, es muy importante estar preparada y saber qué hacer y cómo actuar para apoyar a esa persona. En la actual realidad chilena esto ocurre cada vez con mayor frecuencia, llegando a ser el segundo país, después de Corea, con la mayor tasa de crecimiento en los últimos quince años: un 54%. A nivel nacional el suicidio es la tercera causa de muerte en grupos de 10 a 14 años; y la segunda en grupo de jóvenes entre 15 y 24 años. Cifras bastante alarmantes que nos hablan acerca de nuestro modo de vivir a nivel nacional cuya estampa parece responder a exigencias tremendamente altas con relación a las expectativas y el deber correspondiente a estratos sociales determinados (MINSAL, 2010).



Existen varios estudios respecto a la causa de un suicidio, concluyendo que existen diversos motivos, es decir, es mutlicausal y no tiene una relación lineal con enfermedades psiquiátricas, aunque la depresión es la que presenta mayor conmorbilidad. Sin embargo, la causa principal, en un 42% de los casos se asocia a problemas relacionales donde la persona se encuentra carente de vínculos (MINSAL, 2010).

Teniendo en cuenta esta información, queremos compartir contigo algunas sugerencias:

  1. Familiarizarnos con la temática y entender que el suicidio no es un acto que se elige, sino que sucede cuando el dolor es superior a nuestros recursos para enfrentarlo. La persona presenta una desesperanza absoluta que la sociedad no logra calmar, un dolor insoportable que culmina en en un intento de suicido porque, de cierta manera, no hay un otro que lo acompañe. Entendiendo el suicidio de esta manera, podemos aproximarnos desde una postura genuinamente comprensiva, compasiva y humilde, lo que realmente nos permite acompañar al otro sin entender o enjuiciar sus pensamientos.

  2. Si mi paciente me dice directamente, o simplemente insinúa, que tiene pensamientos de muerte, ideación suicida, intentos o planificación, siempre debemos detenernos y preguntar. Quizás, nos parece incómodo y/o pensamos que si le preguntamos algo que él/ella no ha explícitamente dicho podemos impactar negativamente en la persona, por ejemplo, dándole la idea. Sin embargo, es algo que ya están pensando y no lo hablan con nadie ya que lo significa como “absurdo”, “una locura”, “pensar tonteras”. Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo, en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que esa persona ofrezca para analizar sus propósitos.

Algunas formas para entrar en el tema de la ideación suicida puede ser de manera indirecta, haciendo preguntas como:

  • “Me doy cuenta de que no te sientes bien y me gustaría ayudarte, cuéntame ¿de que manera has pensado resolver tu situación actual?”.

  • Se puede escoger un síntoma de los que más molesta a la persona y apoyándose en él, indagar sobre la presencia de ideas suicidas, por ejemplo: “me dices que apenas duermes y cuando eso ocurre, te vienen a la cabeza muchos pensamientos, ¿podrías decirme en qué piensas cuando estás sin poder dormir en la cama?"

  • “Durante todo este tiempo en el que te has sentido mal, ¿has tenido pensamientos como de quedarte dormido y no despertar nunca más?” Si contesta que sí, debemos indagar en qué consisten esos pensamientos, cómo son, etc.

  • “¿Sabias que algunas personas, cuando se sienten angustiados, sin ganas de ver a nadie, con la sensación de que nada les resulta (repetir 3 síntomas que la persona ha descrito) así como tú me estas contando, algunas veces desean estar muertas? Me pregunto si quizás tú también te sientes así o has pensado algo así”.


También es posible preguntar directamente sobre la ideación suicida. Recordemos que el preguntarlo no aumenta el riesgo de desencadenar un suicidio, sino que por el contrario, es una posibilidad para prevenirlo, ya que nos da la oportunidad de ESTAR. Algunas formas de hacerlo pueden ser:

  • “Me gustaría saber si en tu familia alguien se ha suicidado o ha intentado hacerlo (esperar la respuesta para poder entrar en lo personal) ¿Tú lo has pensado/intentado alguna vez? ¿Últimamente lo has pensado?”

  • “¿Has pensado en quitarte la vida por todo esto que está pasando? ¿Has pensado suicidarte? ¿Has pensado acabar con su vida?”

  • “¿Has pensado solucionar tu problema de la misma forma en que lo hizo ________, quitándose la vida?”


Luego de que hemos determinado que la persona tiene una ideación suicida, debemos continuar profundizando:

  • “¿Cómo has pensado hacerlo?”

  • “¿Cuándo has pensado suicidarte?”

  • “¿Dónde has pensado suicidarte?”

  • “¿Qué te lleva a pensar hacerlo?”

  • “¿Para qué has pensado suicidarse?”

Un aspecto importante a considerar como terapeuta es qué tipo de preguntas te acomodan más a ti al momento de intervenir. también debes considerar qué tan directo o indirecto ha sido el otro para expresarse. Lo primordial es hacer la pregunta y mostrarte disponible para el otro, estar ahí con el fin de poder acompañarlo en este camino.


¿Te parece un tema interesante? A nosotras nos parece fundamental, por eso publicaremos una continuación de este artículos en unas semanas, donde abordaremos principalmente otras sugerencias relacionadas con el grado de ideación suicida y qué hacer en los diferentes niveles.

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