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¿Qué hacer frente a un caso de ideación suicida? Parte Dos

Todas las preguntas que abordamos en el artículo anterior nos van guiando y entregando la información necesaria para determinar el grado de ideación suicida que presenta la persona. Esta puede ser sólo una idea aislada, sin plan, como también puede ser una idea con un método inespecífico, es decir, la persona no se ha detenido a definir algún método y, en general, cuando se le pregunta su respuesta es “de cualquier forma, ahorcándome, tirándome al metro, con pastillas”. Otra posibilidad es que el consultante ya piense en un método específico pero aún no tenga un plan concreto para realizarlo. Y, por último, están los pacientes que ya han elegido un método, un lugar y han planeado qué hacer para lograr su objetivo.


Cuando un paciente presenta riesgo de vida debemos romper confidencialidad con la persona que él/ella escoja, explicándole que necesitamos asegurar su integridad física para poder volver a vernos y trabajar en conjunto hacía lo que quiere lograr. También debemos ejecutar una especie de contrato donde él/ella se compromete a no realizar alguna conducta que atente contra su vida de aquí a la próxima vez que nos veamos. Ahora bien, si la situación es aguda y la persona tiene constantemente pensamientos suicidas, con un plan y método específico y concreto entonces debemos contactarnos con algún familiar/amigo (red de apoyo) quien deberá venir a la consulta y le explico lo que está sucediendo, los riesgos que esto implica y, por lo mismo, la necesidad de acompañarlo en todo momento, incluso si va al baño. También explico la importancia de llevarlo a un centro de salud mental para internarlo o a la consulta de un psiquiatra a la brevedad.


En la primera parte de este artículo hablamos de aspectos importantes que aludían a acompañar al otro sin entender o enjuiciar sus pensamientos, y el preguntar sobre suicidio. Otros aspectos también importantes a considerar son:

  1. Buscar la parte sana del paciente, con la que debemos trabajar para disminuir las probabilidades de que concrete su idea. Debemos buscar en la persona reales motivos para seguir viviendo y que lo han detenido a concretar su plan (hijos, matrimonio, pareja, familia, trabajo, satisfacción con lo que hace, amigos, religión, etc.). La pregunta para conocer esta información es “cuéntame ¿qué te ha detenido a hacerlo?” Al mismo tiempo debemos evaluar la parte “enferma”, si mantiene sus facultades mentales y si es capaz de participar constructivamente en el proceso de ayuda.

  2. Explorar los recursos familiares y del contexto que estén disponibles.

  3. Indagar redes de apoyo y vínculos en quien pueda apoyarse.

  4. Psicoeducación e importancia de atender y adherir al centro de salud mental derivado.

Es imprescindible no quedarse trabajando sola con este tipo de consultas ya que, como mencionamos anteriormente, es un problema multicausal y debemos enfrentarlo y manejarlo como equipo, implicando a todos los posibles agentes de cambio (equipo y tratamiento de salud mental, familia y otras redes de apoyo).


También debemos recordar que si no nos sentimos aptas para tomar un caso de estas características, está todo bien, y existe la posibilidad de derivar al paciente al colega pertinente explicándole que tu no eres experta en esta temática, a diferencia de tu colega a quien haces la derivación.


Durante esa primera sesión lo imprescindible es psicoeducar acerca de lo que le está pasando y la importancia de adhesión a tratamiento, tanto al paciente como a la red de apoyo con quien se romperá confidencialidad, por lo tanto, debemos contactar a la red de apoyo escogida para hacerse cargo y responsable de llevar al paciente a la derivación realizada. Los contactos de derivación deben ser lo más específicos posible: nombre y número de teléfono, y/o los centros de salud mental con información concreta.


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