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Los 4 infalibles para un buen cierre de proceso

Sabemos que hablar del cierre merece una consideración especial, ya que un buen final, puede dejar muy bien armado a nuestro consultante para enfrentar las dificultades a las que se expone en su vida. Mientras que un mal final puede invalidar muchas horas de trabajo terapéutico con bastantes dificultades para repararlo.

Ahora bien, debemos considerar que el cierre no se construye en una última sesión, sino que más bien es parte del proceso cuyo objetivo es consolidar los logros obtenidos y prevenir recaídas en los viejos intentos de solucionar las dificultades que tendían a mantener o empeorar la situación. A estas alturas del proceso ya estamos distanciando deliberadamente las sesiones con el fin que el paciente despliegue todo lo aprendido y se tropiece, para así, aprender de la misma recaída. El inicio del fin del proceso comienza cuando los objetivos han sido cumplidos y estamos en mantención de dichos cambios.

Durante la terminación del proceso, nos concentramos en empoderar al paciente, tomando una postura de repliegue donde destacamos que sus logros son producto de sus habilidades, como el actor principal de una escena cinematográfica. Paralelamente vamos trabajando las recaídas, en el sentido de disminuir en lo posible la ansiedad y temor frente esta. Para esto, se le muestra al consultante que las recaídas son esperables, normales e incluso deseadas. Por lo mismo, si no ocurre la prescribimos con el fin de aprender de ella, ya que nos permite reforzar el cambio. No podemos dejar de abordar las desventajas del cambio y anticipar las diferentes formas en que el paciente y otros pueden sabotear los logros o mejoría.


Entonces, a modo de conclusión, proponemos varios aspectos a repasar durante el cierre para asegurarse que el paciente tiene claridad en los siguientes aspectos:

  • Evaluar en conjunto qué se ha logrado y qué no, haciendo énfasis en los progresos obtenidos, por más mínimos que parezcan, con el objetivo de que el consultante experimente una sensación de éxito frente a una evaluación clara de los cambios obtenidos.

  • Levantar recursos: resulta conveniente realizar una evaluación de las herramientas nuevas que el consultante ha usado para resolver su problema. Este paso es fundamental para que el consultante sea capaz de identificar los recursos personales que le ayudaron a modificar o avanzar en la resolución de su problema. Todo lo cual redundará en su capacidad de generalización a otros contextos y su respuesta ante recaídas.

  • Atribución interna de logro: Consiste en dar crédito al consultante por los cambios logrados y se minimiza el crédito del terapeuta. Se destacan los pequeños cambios o progresos, como producto de las habilidades y cualidades de los consultantes. De él son el crédito y la responsabilidad de la mejoría obtenida y de la que puede haber más adelante, puesto que es muy probable que haya cosas que queden definidas como aún no alcanzadas. Esta estrategia tiene un objetivo claro que es favorecer la autoestima, la independencia y la sensación de que los recursos son del consultante y no del terapeuta. La función de este último es solo ayudar para que los recursos del consultante se puedan poner en práctica.

  • Prescripción de recaída: Se insiste en la posibilidad de futuras recaídas, especialmente esperables en esta etapa. Se busca disminuir los posibles esfuerzos del consultante por no cometer un solo error, lo cual lo puede llevar a caer en los viejos intentos de solución que anteriormente mantenían o empeoraban el problema. También, en el caso de que efectivamente se dé una recaída, podrá tolerarla mejor, en la medida que fue significada como incluida dentro del proceso de mejoría. Conviene también, anticipar las diferentes formas en que el consultante y otras personas involucradas pueden sabotear los logros y avances obtenidos.

Así es como son varios los aspectos que tenemos que abordar durante la etapa de cierre, por lo mismo, no se construye en una última sesión, sino que más bien es la parte final (varias sesiones) del proceso clínico cuyo objetivo es consolidar los logros obtenidos y prevenir recaídas.


Recuerda no entusiasmarse y tratar de hacer algo nuevo en las últimas sesiones para producir otro cambio o aumentar la mejoría. No es momento para ponerse ambiciosa con los cambios, esto puede ser contraproducente.

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