¿Cómo trabajar las recaídas durante el proceso terapéutico?
En el artículo anterior abordamos varios aspectos importantes a considerar durante el periodo de término de una terapia, donde uno de ellos es trabajar las recaídas: son esperables, normales e, incluso, deseables para aprender de ellas y reforzar el cambio. Incluso las prescribimos, es decir, buscamos disminuir los posibles esfuerzos del consultante por no cometer un solo error, lo cual lo puede llevar a caer en los viejos intentos de solución que anteriormente mantenían o empeoraban el problema, para entonces afinar el plan de acción y descubrir qué conductas alternativas pueden ser útiles en dichos momentos. Además, al plantearlas desde lo esperado, cuando estas ocurren, el paciente tendrá la posibilidad de tolerarla mejor, en la medida que fue significada como incluida dentro del proceso de mejoría.
Entonces cuando ocurre la recaída, ¿qué debemos tener presente para poder sacar el máximo provecho de estas? A toda costa, el terapeuta debe mantener una postura optimista y no paralizarse con el pesimismo del paciente luego de una recaída. Si esperamos que el consultante vuelva rápidamente a la carrera, nuestra expectativa de cambio tendrá un impacto positivo en su comportamiento e inyectará esperanza. Esta misma actitud como terapeuta empodera al paciente a volver a intenta rápidamente volver al funcionamiento sano.
Algunas preguntas e intervenciones útiles para trabajar las recaídas son:
¿Cómo te las arreglaste para no volver a cortarte el resto de los días de la semana después de tu recaída del lunes?
¿Qué te dijiste a ti mismo/a o qué hiciste que fue de ayuda para que volvieras a ponerte en camino rápidamente?
Después de la recaída, ¿tus padres hicieron algo diferente que tú hayas encontrado de utilidad?
¿Qué tuvo de diferente esta recaída de las otras?
¿Qué has aprendido de esta recaída que inmediatamente pondrás en práctica?
¿Qué necesitas hacer más para mantenerte en esta línea?
¿Qué diría tu (padre/madre/asistente social/abuela/psiquiatra) que tú necesitas hacer más para que te sea más fácil mantenerte sobre rieles?
¿Qué has aprendido o descubierto a partir de esta recaída que es importante mirar?
¿Qué pensamientos o acciones te ayudan para volver al centro?
¿Con qué recursos cuentas para hacerle frente a la recaída?
Hacer un tipo de simulacro u operación Deyse o plan Cooper, en el sentido de practicar cómo trabajarán juntos los distintos actores (paciente, familia, contexto) para intervenir tempranamente en la prevención de las recaídas que parecen estar por ocurrir, así como también practicar qué pasos dará cada uno para manejar constructivamente la recaída una vez que esta ocurre.
¿Qué pasos tendrías que dar para impedir una reincidencia importante?
¿Qué te dirías a ti mismo para ayudarte a rápidamente volver a la buena senda?
Entonces, más que asustarnos o pensar que nuestro tratamiento no está siendo exitoso, recordemos que un proceso efectivo conlleva recaídas, las cuales tienen un propósito y nuestra labor es preparar a nuestros pacientes a saber qué hacer y cómo, cuando esta ocurra, y aprender de la misma experiencia.
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