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¿Cómo se termina cada sesión de terapia para que sea memorable?

El cierre es fundamental. Sabemos que el cierre de la terapia es necesario trabajarlo, que comienza antes de la última sesión y que lo vamos preparando, sin embargo, ¿qué sabes sobre el cierre de cada sesión? ¿cómo se hace? ¿qué es importante decir en estos momentos?


Muchas veces vemos terapeutas que terminan la sesión con una frase tipo “bueno, llegó el final de la hora, nos vemos la próxima semana” o “se nos terminó el tiempo”, sin embargo, esto no es un cierre de sesión, pareciera que simplemente se acabó la hora entonces dejamos de hablar. Un buen cierre de sesión incluye información importante sobre lo que se ha conversado, sobre lo que se está trabajando, ideas nuevas, alguna devolución y tareas o directivas.


También es muy importante para la alianza ya que facilita y fortalece el vínculo terapéutico, además de ayudar con la co-construcciones de objetivos.


Desde una mirada sistémica y centrada en soluciones, se utiliza una pausa antes de hacer este cierre. Esto es cuando sale el terapeuta de la sala de espejo y conversa con el equipo que está atrás del espejo, se le da feedback y se arma un mensaje que se le va a entregar al consultante al final de la sesión. Ese mensaje es algo importante y concluyente, es del terapeuta y de todo el equipo. Es muy baja la probabilidad de que estés trabajando en espejo, sin embargo, esto se puede adaptar y, dentro del encuadre terapéutico, se puede pactar el salir de la consulta por unos 10 minutos para pensar en lo que se habló en sesión y entregar un mensaje que realmente le sirva.


Esta pausa tiene beneficios:

  • Intensifica la atención sobre lo que dirá el terapeuta

  • Favorece la relación al sentirse aceptado y comprendido

  • Aporta una nueva mirada sobre la visión del problema lo que le da un alivio al consultante

  • Da coherencia reflejando el lenguaje y modo de operar del consultante

  • Abre la escucha


Entonces, ¿cómo se entrega la información de cierre? Podríamos pensar en una estructura de 3 pasos:

  1. Reflejo: recapitulación o resumen de la sesión o de ciertos contenidos de la sesión, para que el cliente se sienta comprendido y aceptado. Es una respuesta empática que se hace desde el marco de referencia del paciente, no da información nueva y son reflejos integrales (a nivel cognitivo, afectivo, de contexto, físico y todos los niveles que se pudieran observar en la sesión). Por ejemplo: de lo que hemos estado hablando en esta sesión me he dado cuenta que… Se deben tener argumentos que confirmen esta devolución, debe ir unido a hechos porque así el paciente siente de verdad que el terapeuta lo escuchó y lo entendió. Idealmente debe ser con las mismas palabras del consultante y en su mismo lenguaje (estilo comunicacional, lenguaje, postura, modalidades sensoriales y metáforas); el terapeuta se debe acoplar a la postura y lenguaje del cliente.

    Se pueden incluir redefiniciones acompañadas de refuerzos a partir de lo conversado en sesión.

  2. Idea nueva: es una redefinición central del proceso, un cambio de mirada para el consultante por lo que me permite ver en forma positiva hacia donde me voy a dirigir.

    Son sobre las soluciones intentadas, razones de su malestar, naturaleza del problema, desventaja del cambio y la anticipación de recaídas. Siempre van apoyadas por ejemplos y evidencia de la experiencia del consultante. Ayuda a construir hacia dónde se va a trabajar. Importante destacar que los hechos de la redefinición los entregó el consultante, lo que aporta el terapeuta es juntarlos y devolverlos desde otra mirada; siempre es co-construido. Para transmitir esta idea nueva primero hay que abrir la escucha de la persona por eso primero de valida la emoción y se destacan los recursos de la persona, entonces está mucho más abierta para recibir la idea nueva y el mensaje entra con mayor fuerza.

  3. Indicaciones (directivas y tareas): siempre considerando la etapa de cambio, el estilo comunicacional y la postura del consultante. Son sugerencias entregadas en forma de tareas (estructurada y directa) o directivas (sugerencia indirecta) que van siempre acompañadas por redefiniciones distintas a las de la idea nueva y son presentadas en pasos sucesivos, por ejemplo, de aquí a la próxima semana qué podrías hacer que sea importante pero pequeño…

    Cuando observamos mayor resistencia, el consultante tiende a aceptar mejor una directiva que una tarea; al contrario, hay personas que responden mejor a una tarea concreta, con una directiva no sabrían bien qué hacer.

    Las indicaciones se dan para provocar cambios en los comportamientos de las personas para que vivan experiencias subjetivas distintas, intensificar la relación del cliente y el terapeuta, y   obtener información útil para la terapia.

 

Te invitamos a probar esta forma de terminar las sesiones, fíjate en los cambios que ocurren en los procesos.



Antonella Longo M.

Magister en psicología y supervisora clínica


Noviembre 2024

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