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¿Te atreves a hablar sobre la vergüenza? 4 ideas para superarla

Para empezar, es importante aclarar que todos sentimos vergüenza, es natural en el ser humano, por lo tanto, debemos reconocer que la sentimos igual que cualquier otra persona que conozcamos. Sabiendo esto, también es importante tener claro que a nadie le gusta hablar de su propia vergüenza, precisamente porque da vergüenza y, lo paradójico de esto es que, al evitar hablar de ella, o esconderla, lo único que pasa es que crece y adquiere mayor fuerza.


Brené Brown que ha estudiado largamente la vergüenza y la vulnerabilidad, plantea que la vergüenza está muy relacionada con el miedo a la desconexión, a sentirnos fuera de la vida de otros que nos importan, es decir, en el fondo tendemos a sentir vergüenza porque algo que hicimos, pensamos, sentimos o dijimos puede generar la sensación de "no ser merecedores" de tener una conexión con otro.


Mientras nos preocupe la conexión con el otro, preocupación inherente al ser humano, el miedo a la desconexión estará presente en nuestra vida y el malestar que genera la vergüenza será real. Para que este malestar no nos inmovilice, se plantea el trabajar la resiliencia a la vergüenza, esto se relaciona con la habilidad de poder practicar la autenticidad cuando sentimos vergüenza, poder salir fortalecidos de esta experiencia logrando pasar desde la vergüenza a la empatía, entendiendo que la empatía sería el “verdadero antídoto". La empatía con el otro todos la conocemos, sin embargo muchas veces es más difícil sentir esa misma empatía con nosotros mismos y esta empatía, es tanto o más necesaria que la que sentimos por los otros ya que ayuda a la conexión conmigo mismo, a poder sentirme cómoda conmigo sin necesitar mucho más.


Cuando hablamos de algo que nos da vergüenza y el otro responde con empatía y real comprensión, inevitablemente esta vergüenza se reduce ya que estamos haciendo 2 cosas importantes: lo primero es hablar de ella en vez de evitarla y, lo segundo, estamos recibiendo una reacción empática a lo que estamos contando.


Entonces, hay 4 elementos que componen la resiliencia a la vergüenza, éstos se dan en cualquier orden y ayudan a llegar a la empatía (con el otro y con uno mismo):

  1. Reconocer la vergüenza y saber qué la desencadena: ¿en qué parte del cuerpo la siento? ¿cuándo la siento?, ¿qué pienso cuando estoy sintiendo vergüenza?, ¿qué me está queriendo decir esta vergüenza?

  2. Practicar la conciencia crítica: estos mensajes que trae la vergüenza, ¿son realistas?, ¿son viables?, ¿son lo que yo quiero o lo que otros quieren?

  3. Comunicarse: no se puede sentir empatía si no hay conexión con otro y no podemos conectarnos si no nos comunicamos, entonces ¿reconozco lo que me da vergüenza?, ¿he compartido con alguien esta historia que te da vergüenza?

  4. Hablar de la vergüenza: se podría pensar que este punto es el más difícil de todos, sin embargo es el que hace que ese malestar se disminuya. Esto no es necesario hablarlo con todos ni todo el tiempo, sin embargo, se puede hacer con alguien con quien nos sintamos suficientemente cómodos para poder hacerlo.


Entonces, el primer paso es atreverse a reconocer qué es lo que me da vergüenza, que de solo recordarlo siento un apretón en el estómago y poder preguntarme qué me está pasando con esto, que hay "detrás" de esto que estoy sintiendo, que pensamientos o interpretaciones tengo asociadas que me están generando esta sensación.

Si dejas salir todos tus miedos, tendrás más espacio para vivir todos tus sueños.

Paul Barrios Duque

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