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4 tips para combatir el fantasma de la perfección

“¡Tengo que entregar este proyecto perfecto y sin ni una falta porque le he dedicado tanto esfuerzo y tiempo, que, si no es así, colapso! Además de estudiar con los niños, tener la casa ordenada y estar con la mejor cara para salir a comer hoy en la noche con mi pareja”. Aunque suene un poco exagerado, estas son el tipo de normas y reglas autoimpuestas al vivir sumergidas en un ritmo de vida altamente exigente, donde no existe espacio para el error ya que la eficacia y los resultados son muy bien evaluados. Sin embargo, y aunque parezca paradojal, la perfección no existe y el perfeccionismo no es perfecto, ya que más que beneficios, nos tiende a traer inconvenientes. Entonces ¿por qué la exigencia a la de perfección bloquea mi proceso de crecimiento en vez de potenciarlo?


  1. Al tener la creencia de que siempre se puede alcanzar más, se tiende a no estar conforme con lo elaborado, entonces me encuentro en una eterna búsqueda por lo perfecto, que es inalcanzable, por lo tanto entro en una constante sensación de fracaso.

  2. Al tener las situaciones bajo control total no existe malestar, pero cuando no sabemos cómo controlar la situación para que tenga el desenlace deseado, este rasgo nuevamente nos juega una mala pasada y emocionalmente nos encontramos totalmente agobiadas, sobrepasadas y frustradas.

  3. Aumenta la intolerancia al error y al fracaso. Y antes de exponerme a este, mejor no lo hago, por lo tanto, me abstengo a la posibilidad de sentir autoeficacia y sensación de logro.

  4. Surge un pensamiento dicotómico donde las cosas son absolutas, buenas o malas, perfectas o imperfectas. Dentro de un mundo lleno de matices, esto tiende a ser muy castigador y, por ende, inútil.

Recordemos que el rasgo de la búsqueda del perfeccionismo, en su justa medida, es saludable y útil. Por ejemplo, el imponerse nuevas metas y desafíos realistas al contexto y realidad de cada uno, es un recurso en si mismo, que fortalece nuestra autoestima. Entonces, la pregunta es: ¿cómo transformar la exigencia por la búsqueda de la perfección, en la inquietud de entregar lo mejor de mi? Aquí te entregamos algunos tips:


  1. Atrévete a equivocarte y cometer errores, es la única forma de aprender y ser mejor en lo que queremos ser.

  2. Afina las expectativas del evaluador, ¿estarán acorde a tu contexto y posibilidades?

  3. Analiza quien es el verdadero evaluador, ¿tú mismo o tu entorno?

  4. Esfuérzate por cometer un pequeño error todos los días, aunque sea muy pequeño. ¿Qué pasa si sales de casa con el pelo desordenado?


Es distinto querer entregar lo mejor de uno y querer alcanzar la perfección, una opción te moviliza y la otra te bloquea… entonces hoy, ¿dónde te encuentras tú?, ¿cómo está tu nivel de perfeccionismos respecto a los procesos de terapia que estás llevando?

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