¿Cómo construir problemas resolubles en terapia?
Muchas veces en nuestro quehacer clínico nos vemos enfrentadas a la llegada de un paciente con una gran cantidad de problemas, queriendo solucionarlos todos a la vez. Muchas veces al ver a un consultante afectado, caemos en la tentación de abarcar muchos temas para ayudarlo a aliviar su malestar. Debemos ser muy cuidadosas de no caer en este error.
Podemos comenzar preguntando cuál de todos estos temas le aproblema más, o bien preguntar por cuál de todas estas situaciones que le inquietan le gustaría comenzar trabajando, explicando la importancia de ir abordando un tema a la vez, jerarquizando así sus prioridades.
Las personas traen a terapia un problema a resolver (o varios) y si nosotros como terapeutas aceptamos la visión del problema de la misma manera en la que nos la muestra el paciente, corremos el riesgo de quedar entrampadas en la misma “realidad” construida por el consultante, es decir, aquella visión de la realidad que no le permite ver otras alternativas de solución a su problema. Esto no significa que la terapeuta no valide ni reconozca la postura del paciente frente a su problema, al contrario, esta postura debe recogerse para desde ahí ir resignificando la visión de esa realidad.
El objetivo de co-construir un problema es, por un lado, definir un foco de trabajo, y por el otro, abrir nuevas posibilidades de solución a esa situación que antes no estaban disponibles. Entonces el primer paso para definir un problema trabajable es determinar si lo que el consultante presenta como queja es realmente un problema sobre el cual podemos intervenir desde la psicología. Por ejemplo, lo que puede partir como “estoy deprimido” puede terminar en “tengo problemas para enfrentar a mi jefe cuando quiero pedir un aumento de sueldo”.
El solo hecho de acotar una queja y transformarla en un problema trabajable genera cambios en el consultante pues su problema ahora parece factible de ser solucionado, aumentando así la sensación de autoeficacia y la esperanza de que la situación cambiará. Por lo tanto, acotar el problema es parte del proceso de un diagnostico operacional y es, en sí mismo, una intervención.
Algunas preguntas que ayudan a co-construir un problema solucionable son:
¿Qué de esto que me cuentas es un problema para ti?
¿Cómo esto es un problema para ti?
¿Con cuánta frecuencia ocurre esto en tu vida?
¿Qué dejas de hacer por este problema?
Si este problema no existiera, ¿qué sería distinto?, ¿qué cosas podrías hacer que ahora no estás haciendo?
¿Qué te gustaría llevarte el terminar esta terapia?
Estas simples preguntas son muy útiles si sabemos cómo trabajarlas. Te invitamos a probarlas y que nos cuentes cómo te fue.
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