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4 ideas para desarrollar factores protectores en la familia

Este año, en la consulta han aumentado los temas relacionados con escolares, se está viendo el impacto que tuvieron las cuarentenas ya que, después de 2 años estando principalmente online, volver al colegio presencial requiere una nueva adaptación y esta adaptación es de todos: niños, padres y cuidadores, profesores y el colegio en general ya que los niños que volvieron no son los mismos que hace 2 años, incluso los más pequeños comenzaron su vida escolar online.


En este sentido, la familia es un apoyo e influencia fundamental y, desde la clínica, nosotras podemos trabajar con mamás, papás, abuelos, etc. para fomentar este espacio como uno de resiliencia para todos sus miembros. Cuidar el clima en la familia se hace imprescindible por lo que deben haber “zonas protegidas” donde no se discute, a pesar de sentirse molestaos por algo, por ejemplo las comidas, ese es un espacio de compartir en familia. Este clima familiar es importante construirlo desde la confianza básica, es decir, que los niños y niñas sientan que siempre hay un lugar seguro donde llegar, pase lo que pase o hayan hecho lo que hayan hecho, y para esto deben haber cuidadores capaces de regularse ya que los niños van aprendiendo por imitación. Se hace fundamental que los padres y cuidadores puedan transmitir un problema con tranquilidad e informar que esto tiene un inicio y un fin, ya que esto da mayor sensación de maniobravibilidad a los niños, lo que a su vez, les ayuda a calmarse porque entienden lo que ocurre y sienten que tienen más control sobre la situación.



Los niños pequeños se comunican a través del juego, no tienen un lenguaje elaborado como los adultos, por lo tanto es importante jugar como familia. ¿Sabías que jugar en el contexto familiar es un indicador importante de salud familiar? Esto porque al jugar se permite un espacio lúdico de exploración y buen humor.


Se deben intencionar las experiencias en familia que apoyen el desarrollo en armonía de los hijos y para sto se proponen algunas ideas:

  • El amor por aprender: la micro gestión de tareas no es recomendable, es decir, solo relacionarse en función de si el niño hizo o no lo que tiene que hacer. Esto se debe enriquecer con el amor por aprender y por desarrollar la curiosidad. Los niños hoy tienen un alto nivel de conciencia, entonces los adultos también tienen que abrirse a la capacidad de aprender y así desarrollar una comunicación familiar enriquecida, sin tabú, que tolera las diferencias de opinión. Poder establecer conversaciones profundas, interesantes y diversas una vez a la semana es una excelente forma de desarrollar la curiosidad y el amor por aprender.

  • Tiempo libre en actividades de intereses comunes: importante que no toda la interacción sea en relación a cumplir tareas y responsabilidades, sino que reconocerse cada uno en sus intereses y poder compartirlos con los otros miembros de la familia.

  • Comunicación abierta y serena: cuando los adultos logran comunicarse de forma asertiva, esto lo aprenden también los niños, por lo tanto se hace fundamental poder trabajar con los padres en la propia autogestión emocional para poder comunicarse con sus hijos y enseñarles a gestionar sus propias emociones.

  • Decir que no”: la pataleta ocurre cuando se activa la amigdala que es una zona que cumple la función de preparar al cuerpo para que reaccione ante eventos muy adversos, por eso es tan intensa. Una excelente forma de disiparla es distraer a los niños con otro tema que los desencaje y los sorprenda. Hablar en este momento no funciona generalmente. Cambiar lo visual ayuda, tener unas 5 ideas a manos para usar una distinta cada vez. También sirve variar el tono de voz cuando la interacción es con un adulto ya que si una de las partes habla calmadamente, lo más probable es que la otra persona también comience a hacerlo por complementariedad. Se hace fundamental el aprender a conversar al medio del enojo, sin agredir ni descontrolarse y esto se puede ir entrenando en la terapia. Cuando la conducta no es la adecuada, se debe "decir que no", se corrige la conducta, nunca las emociones.


Finalmente, lo más importante es que los niños se acerquen a sus padres o cuidadores, que los vean como una figura de espacio seguro, saber que se puede acudir a ellos pase lo que pase con la confianza y tranquilidad de que lo van a querer y proteger, para esto los adultos deben saber protegerse y cuidarse a sí mismos. En terapia, se hace fundamental ir trabajando todo esto con los padres ya sea que trabajes con niños y adolescentes (por lo tanto hijos de estos padres) o con adultos donde muchas veces aparece el tema familiar.


Antonella Longo M.

Julio 2022

Basado en la charla Fortalecimiento de recursos protectores en las familias: Resiliencia Educativa de Erika castro (Junio 2022)

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