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¿Cuáles son las intervenciones más recomendables para familias en duelo por suicidio? - Parte 2

Tal como mencionábamos en el artículo anterior, el duelo por suicidio es diferente a los otros duelos por las propias características del suceso en sí. Entonces, cuando nos toca acompañar a una persona viviendo un duelo por suicidio, debemos ir acompañándolo a transitar por ese rio frio y vertiginoso con características únicas, lo que nos obliga a ir mirando y abordando los siguientes temas:


1. Acompañar al paciente en su cuestionamiento de preguntarse por qué: una de las primeras ideas que tendrá en la cabeza es preguntarse el motivo del suicidio.

Normalmente la familia intenta buscar una explicación o significado al fallecimiento de la persona, por lo que es posible que surjan muchas dudas y que puedan darse situaciones tensas en la familia. Para muchas personas es muy difícil aceptar la idea de que nunca sabrán el verdadero motivo de la muerte de su familiar.


2. Identificar las Imágenes que se repiten de la persona fallecida.

Una de las cosas más frecuentes entre las personas allegadas es tener todo el tiempo imágenes de la persona que se ha suicidado y suele ser peor para las personas que encuentran el cuerpo. Normalmente estas imágenes dejan de ser tan recurrentes con el tiempo y a medida que la persona va aceptando la situación.


3. Trabajar la culpa: ¿podríamos haber hecho algo?

Es esperable pensar que podrían haber hecho algo para prevenir el suicidio de un ser querido o que algo que hicieron o dijeron podría haber tenido algo que ver. Debemos mirar como aparece la culpa para ir trabajándola.


4.Mirar junto al paciente como abordar el tema con su entorno: ¿qué le digo a la gente de la causa de la muerte?

Para muchas personas es difícil hablar abiertamente sobre el suicidio, aunque tratar de esconderlo puede ser peor a largo plazo. Tampoco debe dar explicaciones si no le parece, pero no es bueno que tenga la sensación de tener que esconderlo. Es una decisión que debe tomar el mismo paciente, sin embargo, lo podemos ayudar a construir una respuesta y a diferenciar con quien si le gustaría abrirlo y con quien no, y cómo.


5. Normalizar el sentirse abandonado o rechazado por la persona fallecida y que le parezca una conducta egoísta.

La idea es poder ayudar a nuestro paciente a comprender que por lo general las personas que se suicidan están tan preocupadas por sus propios problemas que no son capaces de pensar en los demás y mirar mas allá.


6. Trabajar el estigma que tiene el suicidio.

Aunque a la fecha las actitudes hacia el suicidio están cambiando, existe mucho desconocimiento y a veces intolerancia. Muchas personas desconocen que la conducta suicida es un grave problema de salud pública y una de las primeras causas de muerte en todo el mundo. El silencio de los otros acerca del suicidio o la forma de actuar de los demás pueden hacerle sentir culpable y que no tenga ganas de estar con los demás. Pero debemos mostrarle al paciente como, la mayoría de las veces, muchas personas no saben qué decir o cómo actuar.


7. Aislamiento.

Puede suceder que la persona sienta que nadie le entiende y que necesita estar solo. Aunque los momentos de soledad son necesarios, es importante fomentar que la persona se mantenga en relación con otros, evitando encerrarse en si mismo. La actividad social irá ayudando a volver a la normalidad

Además de lo recién mencionado, debemos alentar a nuestros pacientes que intenten transitar el proceso de duelo de la siguiente manera:

  • La participación en grupos de apoyo o la lectura de libros sobre experiencias similares, ya que, muchas veces, son la única forma de compartir lo más profundo de su tristeza con otros que han pasado por los mismos sentimientos.

  • Comunicar lo que va necesitando, es decir, pedir a su familia o amistades lo que necesita (por ejemplo, estar solo). Así será más fácil que puedan ayudar.

  • Tratar de evitar tomar decisiones importantes, como cambiar de casa o librarse de sus posesiones personales, inmediatamente después de la muerte. Es posible que no esté pensando claramente y puede hacer cosas de las que luego se arrepienta.

  • Darse tiempo para recuperarse: una muerte por suicidio necesita tiempo para curar, igual que una herida profunda.

  • Respetar la decisión del familiar fallecido, aunque no se esté de acuerdo, se sienta perjudicado o no lo entienda. Uno no tiene la capacidad para elegir por el otro, cada ser humano el libre de escoger su destino y decisiones en su vida.

  • EL DOLOR NO ES UNA ENFERMEDAD, no significa que esté enloqueciendo. Ese dolor tan profundo es una reacción normal de un ser humano sensible frente a la experiencia más difícil que una persona puede vivir.

  • Evitar recurrir al alcohol o las drogas como forma de aliviar la tristeza. Si bien pueden proporcionar alivio a corto plazo, impiden el duelo y pueden causar depresión u otros trastornos.

  • Después de un tiempo, dejar de buscar explicaciones (solución intentada que ocurre al principio del proceso de duelo), la mayoría de las veces, por más que uno lo intenta, nunca consigue entender las razones que llevaron a un ser querido a quitarse la vida. Hay situaciones y experiencias que jamás se entenderán, sin embargo, se puede aprender a vivir y volver a su bienestar con la ausencia de esta persona.

¿Has trabajado con pacientes que han perdido un familiar o cercano por un suicidio? ¿cómo es para ti abordar este tema? Recordemos que es muy difícil ayudar a otro si una como terapeuta no identifica sus puntos ciegos y las propias dificultades para entrar en ciertas temáticas.


Ps. Anita Ovalle M.

Diciembre 2023

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