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Bucles de pensamiento: ¿Cómo interrumpir este circuito?

Todos los seres humanos tendemos a pensar en bucles, es decir, vamos asociando ideas que se van retroalimentando y se genera un circulo infinito de repeticiones que, muchas veces, nos generan malestar o sufrimiento. ¿Sabias que el ser humanos es el único animal que sufre por situaciones que no están ocurriendo en el presente? Esto ocurre por nuestro neocortex que es la parte del cerebro que nos diferencia de otros animales, es lo que nos permite imaginar, planificar, generar una identidad, y también nos facilita la autocritica, generar escenarios catastróficos, evitación emocional, entre otros muchos.


Entonces un bucle de pensamiento se va potenciando ya que al pensar en algo, se activa parte del cuerpo, lo que a su vez, activa otros pensamientos que nuevamente activan el cuerpo y así continúa. Todos tenemos bucles, no es opcional tenerlos, lo que si es opcional es hacer algo con ellos o mantenerlos como están.


Podemos modificar estos bucles a través del cuerpo y de la interacción con otros, con el mundo y conmigo mismo. Cuando hacemos estos cambios externos, podemos generar cambios a nivel cerebral e ir creando bucles más productivos y amables con cada uno de nosotros.

Un ejercicio que es muy útil es detenernos y mirar:

  • ¿Qué hace la mente que se siente amenazada? ¿qué hace antes, durante y después de un estresor?

  • ¿Qué hace la mente compasiva? ¿qué hace antes, durante y después?

Al mirar lo que ocurre y ponerle nombre podemos trabajar con ello. El bucle es un patrón habitual de pensamiento, por eso al ponerle nombre se puede tomar distancia y que no sea parte de la identidad de la persona, lo externalizamos y, de esta forma, es más facil mirarlo y trabajar. Un patrón se hace habiatual porque lo practicamos, porque fue entrenado, por lo tanto, tambien podemos entrenar nuevos patrones más funcionales y dejar de entrenar los que no nos son útiles, o incluso, son dañinos. Es como caminar por un bosque, hay senderos pero no es obligatorio caminar por el sendero; se pueden crear nuevos senderos, al principio va a ser más trabajoso porque hay malezas y ramas, sin embargo, mientras más se usa el nuevo sendero, la maleza va desapareciendo y, al contrario, mientras menos se usa el sendero antiguo, se va llenando de plantas que interrumpen su via expedita.


Entonces en terapia podemos, junto a nuestros consultantes:

  • Identificar cuales son sus bucles o sus patrones de pensamiento recurrentes. Se sugiere identificar 4 o 5 que suelen ser los que más se repiten.

  • Una vez identificados, revisar cuales son los pensamientos y respuestas corporales que van ocurriendo.

  • Identificar también cuál es el estimulo, interno o externo, que gatilla ese pensamiento.

  • Al tener todo esto identificado, ponerle nombre, hacer juntos el recorrido del bucle, mirarlo con ejemplos reales de la vida de la persona.

  • Finalmente, la persona debe tomar la decisión de querer o no cambiar este bucle. Para esto puede servir revisar qué gana y qué pierde cuando se desencadena este bucle, entonces ver si hay motivación y disposición a hacer algo al respecto.

Recordemos que algo que podria verse como muy problemático, quizas no lo sea o quizas la persona no está dispuesta a hacer un cambio en este momento y esto está bien, lo importante es tomar conciencia de ello y tomar la decisión. La forma en la que funciona nuestro cerebro no la podemos elegir, sin embargo, lo que hacemos con este funcionamiento, si es un área donde podemos intervenir y hacer modificaciones buscando disminuir el sufrimiento, aumentar la calma y nuestros vínculos, enfocar en el bienestar.


Antonella Longo M.

Mayo 2023

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